EURYTHM

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En euritmia, el movimiento de las extremidades está directamente relacionado con la producción del habla y las leyes musicales; va más allá de una danza espacial: es una danza espacial. No es solo un movimiento externo: estamos impulsados a una gran movilidad interna. Al escuchar música, experimentamos dentro de nosotros mismos el contraste entre lo alto y lo bajo, lo corto y lo largo, el forte y el piano; experimentamos la frase melódica y la riqueza de los ambientes armónicos. En el habla transitamos por el paisaje inagotable de las consonantes, y el canto de las vocales con sus cualidades muy particulares, entre otros muchos elementos. Todo este movimiento interno se exterioriza por el gesto de los brazos, por las formas atravesadas en el espacio y en las relaciones que se crean durante el movimiento entre las personas o en relación con el propio espacio circundante en la euritmia. Uno de sus puntos principales es el ejercicio rítmico entre los polos, la vivencia de los extremos y la sana búsqueda de un equilibrio dinámico entre ellos.

En euritmia, los gestos no son una creación arbitraria, sino la expresión de leyes integrales del movimiento condensadas en el microcosmos del organismo humano. La euritmia inserta el alma, el movimiento interno, en leyes universales, actuando así en la reconexión del ser humano a una realidad más integral.

Pero para saber realmente qué es la euritmia, ¡lo mejor es hacerlo!

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La vocación social de la euritmia

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La euritmia juega un papel muy importante como herramienta en el desarrollo de la conciencia social. Por un lado, somos bombardeados con información, impresiones sensoriales excesivas que nos insensibilizan a todo lo sutil, se vuelve cada vez más difícil escuchar al otro, porque tenemos mucho ruido interno. Por otro lado, nos encontramos cada vez más aislados del contacto humano profundo porque estamos en un proceso de creciente individualización - lo cual es necesario, porque en el camino de la libertad necesitamos dejar atrás todo lo que significan los códigos de conducta externos, pero esto tiene el grave efecto colateral del aislamiento y la incomprensión entre individualidades que se vuelven cada vez más características. Como posible herramienta de sanación en el camino de crear el “entre”, el reencuentro, pero ahora desde la conciencia individual, la euritmia propone muchos ejercicios. En el movimiento grupal, tenemos que adaptar su movimiento al de los demás: el más rápido tiene que reducir la velocidad y dejar espacio para el otro; para que una forma conjunta tenga éxito, cada uno tiene que cumplir con su papel, con iniciativa, y no esperar a que todo se resuelva solo. En lugar de señalar los errores de los demás, aprendes a corregirte y comprenderte a ti mismo, etc. En  los colores de cada uno, sus particulares disposiciones e inclinaciones contribuyen a la creación de una obra en conjunto.

Toda forma eurítmica realizada en conjunto es la confrontación de mi verdad con la verdad del otro, de su idea de cómo debe hacerse, y el resultado es siempre una tercera posibilidad, incapaz de ser pensada en un principio, pero que pasa por el encuentro